Como algunos sabréis, anteayer terminó por todo lo alto la segunda temporada de El Ministerio del Tiempo y lo hizo nada menos que presentando un divertido ejemplo de ucronía, ese subgénero de la ciencia ficción (también conocido como Historia alternativa) que consiste en preguntarse qué hubiera pasado si un determinado hecho histórico hubiera sucedido de forma diferente y extrapolar sus consecuencias en el desarrollo de la Historia. En el episodio de ayer el punto de inflexión era... ¿y si la Armada Invencible hubiera llegado a triunfar conquistando Inglaterra y por medio de las puertas el tiempo Felipe II hubiera logrado perpetuarse eternamente en el poder? ¿Cómo seria la España de hoy día entonces? ¿Y el resto del mundo?
Se trata de un subgénero muy interesante y que está siendo utilizado como lecturas en clase por parte tanto de profesores de Historia como de Filosofía pues, por un lado, pone al acento sobre la importancia de determinados acontecimientos históricos y el plantear a los alumnos que imaginen cómo podrían haber sido las cosas de otro modo ayuda a que aprendan más fácilmente cómo fueron y por qué. Por otro lado, también les ayuda a comprender la importancia de las decisiones que tomamos en todo momento y cómo éstas pueden influir en el devenir de nuestra vida y a hacer uso de la libertad de elección de una forma responsable.
Volviendo a la serie, aunque esta segunda temporada ha sido un tanto irregular, no cabe duda de que El Ministerio del Tiempo ha sido la serie de televisión española revelación de los últimos tiempos, capaz de generar algo que hasta ahora ninguna otra serie española había conseguido: una legión de fans (los "ministéricos") y una activa vida en las redes sociales.
Ello se debe a muchos factores pero, sobre todo, a unos guiones muy inteligentes por parte de un equipo de guionistas, con los hermanos Olivares a la cabeza, Pablo y Javier (el primero de los cuales falleció durante el transcurso de la primera temporada), que, si algo han demostrado a lo largo de toda la serie, es que son una gente muy leída y que conocen perfectamente el género al que están jugando (son múltiples las referencias cinematográficas y literarias de cada episodio).
No en vano me consta que la serie también está siendo utilizada activamente por muchos profesores de secundaria para complementar sus clases y reavivar el interés de nuestros chavales por la Historia de España.
Así que me he dicho: ¿por qué no reseñar brevemente un pequeño listado (para nada exhaustivo) de libros sobre viajes en el tiempo y ucronías que creo que han influido notablemente en los guionistas de la serie? (en algunos casos me consta que así es pues lo han comentado los propios guionistas en alguna entrevista).
Para no alargar la entrada en exceso, he decidido dividirla en dos partes. En esta primera haré un repaso de algunas de las novelas que más me han gustado de viajes en el tiempo y que considero que todo buen aficionado ministérico debería conocer y, en la siguiente, haré un repaso a las ucronías (aunque muchas veces no es fácil delimitar ambos géneros pues en el momento en que un viajero del tiempo provoca alguna modificaciónen la Historia conocida ya está generando una ucronía).
Dicho esto, ahí va mi listado sin más dilación:
Libros sobre viajes en el tiempo:
Un yanqui en la corte del rey Arturo, de Mark Twain (1889)
Un fuerte golpe en la cabeza es el medio por el que el ingenioso protagonista de esta novela se ve trasladado a la legendaria época del rey, razón por la cual no es considerada propiamente una obra de ciencia ficción aunque resultaría a todas luces injusto no citarla en un listado sobre viajes en el tiempo. Además introduce, con el humor propio de Twain, uno de los temas que sí tratarán muchas de las obras posteriores del género: el modo en el que el viajero temporal es capaz de usar sus más avanzados conocimientos científicos para sobrevivir y medrar en tal peligrosa época, llegando incluso a hacer que los dignos caballeros de la Mesa Redonda abandonen sus caballos ¡por bicicletas!
La máquina del tiempo, de H. G. Wells (1895)
El clásico que dio inicio al subgénero propiamente dicho si bien no fue la primera obra sobre el tema. Tal honor le corresponde a la española El anacrópete de Enrique Gaspar, escrita en 1887. Sin embargo, qué duda cabe que la historia del viajero que va hasta el más lejano futuro para encontrarse a la humanidad evolucionada en esa versión a lo bestia de la lucha de clases entre los hermosos, ociosos y voluntariamente ignorantes eloi y los monstruosos, industriosos y caníbales morlocks supuso la piedra de toque que puso de relieve las propiedades prospectivas de éste subgénero. Además, tuvo la suerte de ser estupendamente trasladada a la pantalla grande por George Pal en El tiempo en sus manos (1969) con Rod Taylor como el sufrido viajero temporal.
Que no desciendan las tinieblas, de L. Sprague de Camp (1941)
En esta novela de corte eminentemente clásico, repleta de humor y aventuras y que no deja de ser una revisitación del Un yanqui en la corte del rey Arturo de Mark Twain, Sprague de Camp, más conocido por ser el continuador de las aventuras de Conan el Bárbaro que dejó inconclusas su creador Robert E. Howard, nos narra como el profesor y arqueólogo Martin Padway se ve trasladado también a causa de un golpe a la Roma del siglo VI, justo en ese difícil momento que supuso el tránsito de la Edad Clásica a la Edad Media. Sabiendo la edad de oscurantismo que se avecina, Martin hará uso de sus conocimientos de los acontecimientos históricos por venir para tratar de evitarlo y salvaguardar la civilización clásica. Pronto sus acciones empezarán a producir modificaciones sustanciales en el transcurso de la Historia conocida. Sin embargo ¿realmente es posible cambiar la Historia? Una novela que engancha y se lee en un suspiro.
El fin de la eternidad, de Isaac Asimov (1955)
En esta novela de corte eminentemente clásico, repleta de humor y aventuras y que no deja de ser una revisitación del Un yanqui en la corte del rey Arturo de Mark Twain, Sprague de Camp, más conocido por ser el continuador de las aventuras de Conan el Bárbaro que dejó inconclusas su creador Robert E. Howard, nos narra como el profesor y arqueólogo Martin Padway se ve trasladado también a causa de un golpe a la Roma del siglo VI, justo en ese difícil momento que supuso el tránsito de la Edad Clásica a la Edad Media. Sabiendo la edad de oscurantismo que se avecina, Martin hará uso de sus conocimientos de los acontecimientos históricos por venir para tratar de evitarlo y salvaguardar la civilización clásica. Pronto sus acciones empezarán a producir modificaciones sustanciales en el transcurso de la Historia conocida. Sin embargo ¿realmente es posible cambiar la Historia? Una novela que engancha y se lee en un suspiro.
El fin de la eternidad, de Isaac Asimov (1955)
Una de las obras que sin duda más ha influido en la serie. Eternidad es una organización que, situada al margen del tiempo, trabaja modificando pequeños acontecimientos para asegurar que el progreso de la humanidad sea el mejor posible dentro de todas las variantes. Sin embargo, uno de sus agentes, Harlan, se enamora y al descubrir que el objeto de su amor podría ser borrada de la Historia decide incumplir las normas e inicia una cadena de acontecimientos que podrían acabar con la misma Eternidad pero ¿es realmente ésta lo más deseable para la humanidad? Una de las mejores obras de su autor (considerado por muchos como el mejor autor de ciencia ficción) y una de las que mejor explica el tema de las llamadas paradojas temporales.
El ruido de un trueno, de Ray Bradbury (1955)
En esta ocasión no se trata de un libro sino de un relato pero merece su inclusión aquí por ser uno de los más conocidos y populares acerca de la temática que nos ocupa. Además tuvo incluso su propia adaptación cinematográfica (El sonido del trueno, Peter Hyams, 2005) aunque con unos resultados bastante pobres. ¿Habéis oido hablar del famoso efecto mariposa? Sí, ése que habla de los efectos imprevisibles y magnificados a que puede dar lugar una acción muy pequeña o aparentemente banal y que debe su nombre al siguiente proverbio chino: "el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo". Pues bien, este relato es la demostración palpable de ese hecho llevado al terreno de los viajes en el tiempo y es, sin duda, uno de los culpables de la popularización de dicha expresión. Por si os ha picado la curiosidad y queréis leerlo, podéis hacerlo AQUÍ . No os arrepentiréis: como todos los cuentos de Ray Bradbury, es una auténtica joya.
En esta ocasión no se trata de un libro sino de un relato pero merece su inclusión aquí por ser uno de los más conocidos y populares acerca de la temática que nos ocupa. Además tuvo incluso su propia adaptación cinematográfica (El sonido del trueno, Peter Hyams, 2005) aunque con unos resultados bastante pobres. ¿Habéis oido hablar del famoso efecto mariposa? Sí, ése que habla de los efectos imprevisibles y magnificados a que puede dar lugar una acción muy pequeña o aparentemente banal y que debe su nombre al siguiente proverbio chino: "el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo". Pues bien, este relato es la demostración palpable de ese hecho llevado al terreno de los viajes en el tiempo y es, sin duda, uno de los culpables de la popularización de dicha expresión. Por si os ha picado la curiosidad y queréis leerlo, podéis hacerlo AQUÍ . No os arrepentiréis: como todos los cuentos de Ray Bradbury, es una auténtica joya.
Puerta al verano, de Robert A. Heinlein (1956)
Heinlein es otro de los autores clásicos de la ciencia ficción y, para los norteamericanos, el mejor. En esta novela, Dan Davis es un ingeniero especializado en robots domésticos que, después de que su novia le ponga los cuernos y su socio le estafe decide viajar al futuro de la forma más cómoda: criogenizándose (esto es, congelándose como Walt Disney) durante 30 años para disfrutar entonces de los réditos que le hayan proporcionado los intereses económicos de sus inventos. Y despierta convertido en multimillonario, sí, pero para descubrirse en una sociedad totalmente robotizada gracias a sus inventos y en la que no todo es cómo debería ser. Tendrá entonces que ingeniárselas para volver de algún modo al pasado y tratar de enderezar las cosas. Una novela escrita en plan más humorístico que plenamente cienciaficcionero y cuyo título tiene relación con el gato del protagonista que, a su vez, también tiene un importante protagonismo en la novela. Pero para descubrir su significado, tendréis que leerla.
La patrulla del tiempo, de Poul Anderson (1960/1991)
Publicada originalmente en 1960 con el título de Guardianes del Tiempo fue ampliada en 1991 y vuelta a publicar con el título que ahora tiene. Es otra de las novelas que más ha influido en la serie, tal como se anuncia en su última reedición. No en vano los equipos de agentes de la serie son denominados como patrullas. El argumento del libro, que en realidad no es una novela sino un conjunto de relatos con el mismo protagonista, es casi el mismo de la serie: un agente temporal se ve obligado a viajar a determinadas épocas del pasado (el Plioceno, la antigua Roma, el Imperio Persa, la América precolombina...) para desfacer los entuertos que otros agentes enemigos han ido provocando por ahí tratando de cambiar la Historia. Acción y entretenimiento a raudales.
Por el tiempo, de Robert Silverberg (1969)
Probablemente, una de las novelas más divertidas de este listado y una de las que más partido humorístico sabe sacarle al tema de las paradojas temporales. En el futuro los viajes en el tiempo al pasado son posibles y una compañía ha decidido sacar provecho de ello organizando visitas turísticas guiadas a hechos importantes de la Historia, como la crucifixión de Cristo, dándose la divertida paradoja de que, cuantos más viajes se organizan, más gente acaba habiendo en el lugar pues todos están presentes en el mismo momento. Cuando uno de los guías no puede evitar que una de sus "calenturientas" turistas se le escape y se lance a ofrecerle sus encantos al cruzado Godofredo de Bouillon, siendo decapitada por éste en respuesta, pondrá en marcha una cadena de acontecimientos, para evitar que su monumental metedura de pata sea descubierta, cuyo alcance acabará siendo de proporciones imprevisibles.
He aquí el hombre, de Michael Moorcock (1969)
Michael Moorcock fue el abanderado del movimiento que dentro de la ciencia ficción se dio en llamar la Nueva ola, un grupo de autores que, animados por el espíritu de la contracultura pretendieron renovar el género con tramas más arriesgadas y provocadoras, como escandalosa fue en su momento la temática de esta novela. Karl Glogauer es un tipo depresivo y con grandes problemas existencialistas al que por azar se le ofrece la posibilidad de viajar en el tiempo. Buscando una repuesta a sus dudas religiosas y existencialistas y ansioso de encontrar sentido a su vida, decide viajar a la época de Cristo sólo para descubrir que las cosas no son cómo pensaba: la Virgen María es en realidad una prostituta y su hijo Jesús un retrasado mental de padre desconocido que, obviamente, no tiene trazas de convertirse en el próximo mesías redentor de la humanidad. Lo que sigue es como una versión de La vida de Brian sin el sentido del cachondeo de ésta pero con la misma carga crítica y ácida. La clásica revista española de ciencia ficción Nueva Dimensión publicó una versión en comic.
En algún lugar del tiempo, de Richard Matheson (1975)
Richard Matheson es más conocido por sus obras Soy leyenda y El increíble hombre menguante así como por haber sido el guionista de los mejores episodios de aquella mítica serie de TV llamada en España La dimensión desconocida (The twilight zone). Sin embargo dispone de un buen puñado de otras obras no tan conocidas como ésta en la que narra una historia de amor "más allá del tiempo". Richard Collier es un dramaturgo del siglo XX que se enamora perdidamente de una mujer que ve en un retrado del siglo XIX. Tanto se obsesiona con ella que, gracias a la autohipnosis, logra viajar en el tiempo, llegar a conocerla y enamorarla pero, ¿podrá realmente el amor vencer al Tiempo? Se llegó a hacer una hermosa película protagonizada por un Christopher Reeve (alias Superman) y una Jane Seymour en el mejor momento de sus carreras y en la plenitud de su físico. Eso sí, si sois del tipo romanticón y sensiblero, para verla con la compañía de un buen montón de kleenex.
Cronopaisaje, de Gregory Benford (1980)
En esta novela hay un viaje en el tiempo pero en él no viajan personas sino un mensaje: el que envían mediante taquiones (esas supuestas partículas que pueden viajar más rápido que la luz) unos atribulados científicos de finales de los años 90, en un mundo asolado por una crisis mediambiental galopante, a sus colegas de los años 60 con el fin de que, al descifrarlo, puedan tomar las medidas adecuadas para prevenir el desastre pero ¿puede realmente producirse tal cosa sin generar una paradoja? Novela con un alto componente científico que se desarrolla alternativamente en dos frentes (los años 90 y 60) y que nos muestra las dificultades, contratiempos e incomprensiones varias a las que tienen que enfrentarse en su trabajo diario los científicos e investigadores para poder llevar a cabo su importante labor. De lectura obligada para todos aquellos que malviven como becarios o dependiendo de las sempiternas subvenciones o de los intereses políticos y económicos de turno. Obtuvo uno de los premios más importantes de la literatura de ciencia ficción, el Nébula, en 1980.
Sólo un enemigo, el tiempo, de Michael Bishop (1982)
¿Quién no ha imaginado viajar alguna vez a la Prehistoria y una vez allí hacerse el rey de la tribu o incluso convertirse en un dios a ojos de los prehistóricos gracias al conocimiento del fuego y a otras habilidades del hombre moderno? Esa es la posibilidad que se le ofrece al protagonista de esta hoy casi olvidada novela pese a que en su momento fue considerada un clásico y hasta ganó el prestigioso Premio Nébula. Joshua es invitado a participar en un experimento que le permitirá viajar al Pleistoceno donde se llegará a integrar en un clan de Homo habilis e incluso fundará una familia. Allí tendrá que hacer uso de su inteligencia para sobrevivir y aprenderá que el espíritu humano sigue siendo el mismo independientemente de lo evolucionado del ser humano. Al mismo tiempo que se nos narra su peripecia prehistórica iremos conociendo detalles de su vida en el presente que nos harán entender su decisión final de viajar al pasado. Como detalle curioso diré que esta novela me marcó en su momento por una escena al inicio de la misma en la que el protagonista, que ha estado viviendo con una tribu africana para aprender a sobrevivir en plena naturaleza salvaje, es sometido a un rito tribal iniciático que consiste en ser circuncidado "a lo vivo" y sin anestesia. ¡Ouch!
¿Quién no ha imaginado viajar alguna vez a la Prehistoria y una vez allí hacerse el rey de la tribu o incluso convertirse en un dios a ojos de los prehistóricos gracias al conocimiento del fuego y a otras habilidades del hombre moderno? Esa es la posibilidad que se le ofrece al protagonista de esta hoy casi olvidada novela pese a que en su momento fue considerada un clásico y hasta ganó el prestigioso Premio Nébula. Joshua es invitado a participar en un experimento que le permitirá viajar al Pleistoceno donde se llegará a integrar en un clan de Homo habilis e incluso fundará una familia. Allí tendrá que hacer uso de su inteligencia para sobrevivir y aprenderá que el espíritu humano sigue siendo el mismo independientemente de lo evolucionado del ser humano. Al mismo tiempo que se nos narra su peripecia prehistórica iremos conociendo detalles de su vida en el presente que nos harán entender su decisión final de viajar al pasado. Como detalle curioso diré que esta novela me marcó en su momento por una escena al inicio de la misma en la que el protagonista, que ha estado viviendo con una tribu africana para aprender a sobrevivir en plena naturaleza salvaje, es sometido a un rito tribal iniciático que consiste en ser circuncidado "a lo vivo" y sin anestesia. ¡Ouch!
Crónicas del Gran Tiempo, de Fritz Leiber (1983)
Fritz Leiber, autor conocido también por sus libros de fantasía heroica, publicó en 1958 El Gran Tiempo (The Big Time) una historia donde contaba la guerra entre dos bandos (de cuyos objetivos reales y dirigentes nunca llegamos a saber gran cosa, ni siquiera si son humanos del futuro, extraterrestres o qué), los Serpientes y los Arañas dedicados cada uno de ellos a intentar manipular el tiempo y los acontecimientos (a veces en aspectos nimios) para obtener su propio beneficio. Para ello, reclutan a seres humanos de diversas épocas para que lleven a cabo sus diferentes misiones. El libro tomaba su título del nombre del bar El Gran Tiempo, un lugar de tregua donde los agentes de ambos bandos pueden descansar de sus misiones sin temer los unos de los otros. A pesar de que la novela ganó el conocido Premio Hugo (algo así como el Óscar de la ciencia ficción) de 1958, a mí no me gustó mucho pero años después Leiber publicó una recopilación de relatos escritos en distintos años pero ambientados en el mismo universo, cuyo resultado final es mucho más satisfactorio.
Las puertas de Anubis, de Tim Powers (1983)
Otra de las grandes influencias de la serie, reconocida por el propio creador, Javier Olivares (de ella sacaron la idea de "las puertas del Tiempo"). Novela que ganó el premio Philip K. Dick (que toma su nombre del autor, entre otras muchas, de la obra que dio lugar a la película Blade Runner) y que supuso la consagración de su autor Tim Powers, autor especializado en novelas que mezclan la novela histórica con la fantasía más desbocada en lo que ha dado en llamarse "fantasía histórica". Powers es especialmente conocido dentro del género por sus tramas endiabladamente adictivas y llenas de peripecias. En concreto, la contraportada de este libro mostraba una cita del prestigioso Washington Post que decía "una obra que describe aventuras con las que Indiana Jones sólo podría soñar". Y es cierto. En ella, Brendan Doyle, un profesor de literatura del siglo XX, es invitado a viajar al pasado junto con otros viajeros para asistir como experto y asesor a una conferencia del autor romántico Coleridge pero, cómo no, algo sale mal y el pobre Doyle se queda atrapado en el pasado sin poder volver sólo para descubrir que, en realidad, el siglo XIX victoriano es muy distinto de como nos han contado y está poblado de muy extrañas criaturas: sectas de brujos egipcios en guerra, un payaso asesino que lidera una banda de mendigos del hampa londinense, un hombre lobo capaz de cambiar de cuerpo, un doble de Lord Byron programado para asesinar a la reina Victoria... ¿Podrá salir Doyle con vida de semejante embrollo y volver a su tiempo? ¿Y qué relación tiene su vida con la del enigmático poeta romántico Ashbless? Imprescindible.
Caballo de Troya, de J. J. Benítez (1984)
¿Cómo? ¿Una obra de J. J. Benítez aquí? ¿Es que estamos en el programa de Iker Jiménez o qué? Seguro que esto es lo que os habréis preguntado más de uno al ver su nombre en éste listado. No, no me he vuelto loco. Y es que, antes de que se le fuera la pinza definitivamente con sus sucesivas continuaciones y a asegurar cosas como que el argumento de las mismas le venía inspirado directamente por el mismo Dios, J. J. Benítez fue capaz de pergeñar esta entretenida obra de viajes en el tiempo que, no olvidemos, fue un completo record de ventas en su día, llegando a generar numerosísimas reediciones y nada menos que nueve, ¡nueve!, secuelas llegando incluso a hablarse de una posible adaptación cinematográfica a cargo del mismísimo Steven Spielberg. Aunque, al parecer, nunca quedó claro hasta que punto el propio Benítez había generado esos rumores, sólo el hecho de que la mayoría de la gente nos lo creyéramos da una idea de la popularidad de esta novela en su día. Y lo cierto es que, dejando al margen su hagiográfico y un tanto excéntrico (visitas extraterrestres incluídas) retrato de la figura de Cristo, lo que nos queda es una entretenida (y muy bien documentada históricamente) novela acerca del viaje de un par de astronautas americanos (la narración de como se hizo Benítez con el diario del astronauta está narrada con ingenio y verosimilitud) a la Jerusalén del siglo I armados de todo tipos de gadgets tecnológicos (la pérdida o el olvido de uno de los cuales, un micrófono oculto en la estancia de la Última Cena, será la excusa ideal para la primera de las secuelas) para investigar todo lo referente a la naturaleza de Jesucristo y la crucifixión.
El año del sol tranquilo, de Wilson Tucker (1984)
Otra novela hoy en día bastante olvidada y también ganadora del Premio Nébula. Chaney, un especialista en traducir textos proféticos bíblicos, ha traducido un texto que predice el fin de la civilización en el llamado "Año del sol inmóvil". Entra a formar parte de un proyecto que consiste en enviar a diferentes hombres en solitario, pues la máquina del tiempo solo puede enviar a una persona a cada vez, a diferentes momentos del futuro cercano. Después de unos cuantos viajes previos, en uno de los cuales, descubre a los Estados Unidos recorrido por sangrientos disturbios raciales, Chaney es enviado al año 2009, donde descubre un paraje desolado habitado por hombres temerosos que huyen de él por un motivo que sólo descubriremos entonces. El fin de la civilización, el "año del sol inmóvil" ha llegado antes de lo previsto debido a la inconsciencia humana. Incapaz de volver a su propio tiempo, Chaney se queda allí para ser testigo del fin de la humanidad en esta conmovedora novela de un tono hermosamente elegíaco.
Otra novela hoy en día bastante olvidada y también ganadora del Premio Nébula. Chaney, un especialista en traducir textos proféticos bíblicos, ha traducido un texto que predice el fin de la civilización en el llamado "Año del sol inmóvil". Entra a formar parte de un proyecto que consiste en enviar a diferentes hombres en solitario, pues la máquina del tiempo solo puede enviar a una persona a cada vez, a diferentes momentos del futuro cercano. Después de unos cuantos viajes previos, en uno de los cuales, descubre a los Estados Unidos recorrido por sangrientos disturbios raciales, Chaney es enviado al año 2009, donde descubre un paraje desolado habitado por hombres temerosos que huyen de él por un motivo que sólo descubriremos entonces. El fin de la civilización, el "año del sol inmóvil" ha llegado antes de lo previsto debido a la inconsciencia humana. Incapaz de volver a su propio tiempo, Chaney se queda allí para ser testigo del fin de la humanidad en esta conmovedora novela de un tono hermosamente elegíaco.
Volver a empezar, de Ken Grimwood (1987)
¿Quién no ha soñado con poder volver a nacer pero con todos los recuerdos intactos para poder corregir todos los errores que cometió en vida y vivir la vida que a uno realmente le hubiera gustado vivir? Pues eso es lo que le sucede al protagonista de esta novela galardonada con el prestigioso Premio Mundial de Fantasía. Jeff Winston muere de un ataque al corazón para volver a encontrase en su cuerpo veinticinco años antes y con todos sus recuerdos intactos. Y así volverá a vivir su vida y a morir, sólo para descubrir que vuelve a nacer otra vez, y otra, y otra, pues Jeff Winston es un repetidor y pronto descubrirá que no es el único. ¿Podrá lograr en algún momento llegar a vivir una vida perfecta? Algo así como lo narrado en aquella película del "día de la marmota", Atrapado en el tiempo, pero unos cuantos años antes de que ésta se rodara. Una novela con un claro regusto nostálgico y emotivo y que cuya lectura nos deja con un buen sabor de boca.
¿Quién no ha soñado con poder volver a nacer pero con todos los recuerdos intactos para poder corregir todos los errores que cometió en vida y vivir la vida que a uno realmente le hubiera gustado vivir? Pues eso es lo que le sucede al protagonista de esta novela galardonada con el prestigioso Premio Mundial de Fantasía. Jeff Winston muere de un ataque al corazón para volver a encontrase en su cuerpo veinticinco años antes y con todos sus recuerdos intactos. Y así volverá a vivir su vida y a morir, sólo para descubrir que vuelve a nacer otra vez, y otra, y otra, pues Jeff Winston es un repetidor y pronto descubrirá que no es el único. ¿Podrá lograr en algún momento llegar a vivir una vida perfecta? Algo así como lo narrado en aquella película del "día de la marmota", Atrapado en el tiempo, pero unos cuantos años antes de que ésta se rodara. Una novela con un claro regusto nostálgico y emotivo y que cuya lectura nos deja con un buen sabor de boca.
El libro del día del juicio final, de Connie Willis (1992)
En un futuro cercano, el del año 2054, el viaje al pasado es posible mediante métodos científicos pero sólo está permitido para los historiadores y estudiosos de la Historia, quienes viajan en condiciones muy controladas sólo para investigar y tratando de interferir lo menos posible. Kivrin, una estudiante de Oxford que está `preparando su tesis, viaja a la Edad Media para estudiar la vida en el siglo XIV pero, por un accidente acaba atrapada en el pasado sin poder volver en medio de unos más virulentos ataques de la Peste Negra. Por su parte, sus compañeros del siglo XXI se ven atacados asimismo por una misteriosa enfermedad que coloca a toda la universidad en cuarentena y dificulta su rescate. Pronto se establece un paralelismo en la lucha con la enfermedad en ambos frentes, el medieval y el moderno, en una clara referencia a los estragos del SIDA en nuestro tiempo . Una novela que nos habla del espíritu de superación y de la capacidad del ser humano para enfrentarse a la muerte y la adversidad en todas las época y que obtuvo los tres premios más importantes del mundo de la ciencia ficción: el Nébula, otorgado por los escritores del género; el Hugo, otorgado por los lectores y el Locus, otorgado por los lectores de la revista más prestigiosa de la ciencia ficción. Más tarde Connie Willis ha escrito más novelas y relatos con los historiadores y viajeros temporales de Oxford como protagonistas.
En un futuro cercano, el del año 2054, el viaje al pasado es posible mediante métodos científicos pero sólo está permitido para los historiadores y estudiosos de la Historia, quienes viajan en condiciones muy controladas sólo para investigar y tratando de interferir lo menos posible. Kivrin, una estudiante de Oxford que está `preparando su tesis, viaja a la Edad Media para estudiar la vida en el siglo XIV pero, por un accidente acaba atrapada en el pasado sin poder volver en medio de unos más virulentos ataques de la Peste Negra. Por su parte, sus compañeros del siglo XXI se ven atacados asimismo por una misteriosa enfermedad que coloca a toda la universidad en cuarentena y dificulta su rescate. Pronto se establece un paralelismo en la lucha con la enfermedad en ambos frentes, el medieval y el moderno, en una clara referencia a los estragos del SIDA en nuestro tiempo . Una novela que nos habla del espíritu de superación y de la capacidad del ser humano para enfrentarse a la muerte y la adversidad en todas las época y que obtuvo los tres premios más importantes del mundo de la ciencia ficción: el Nébula, otorgado por los escritores del género; el Hugo, otorgado por los lectores y el Locus, otorgado por los lectores de la revista más prestigiosa de la ciencia ficción. Más tarde Connie Willis ha escrito más novelas y relatos con los historiadores y viajeros temporales de Oxford como protagonistas.
Cronopaisajes, VVAA (1997)
En esta completa antología de relatos sobre viajes en el tiempo se reúnen algunas de las historias más conocidas sobre viajes en el tiempo escritas por algunos de los más populares autores del género y en todas sus variantes: historias de viajes al pasado, de viajes al futuro y de retorno al presente. Historias como: Los hombres que asesinaron a Mahoma de Alfred Bester (el primero autor en ganar el premio Hugo de novela), Algo para nosotros temponautas de Philip K. Dick (autor de las obras en que se basaron películas como Blade runner y Desafío total), Todo el tiempo del mundo de Arthur C. Clarke (autor de 2001 una odisea del espacio) La inestabilidad de Isaac Asimov (autor de Yo, Robot y La Fundación), Tiempo Intermedio de Ray Bradbury (autor de Fahrenheit 451 y Crónicas marcianas), etc. Y junto a ellos se incluyen también relatos de algunos autores de ciencia ficción españoles como Misterio mayor de César Mallorquí (uno de los mejores escritores españoles del género y autor de una estupenda ucronía de la que hablaremos en la próxima entrada) o El día que hicimos la Transición de Ricard de la Casa y Pedro Jorge Romero, que ganó uno de los más importantes premios de la ciencia ficción española, el Premio UPC de ciencia ficción otorgado por la Universidad Politécnica de Cataluña. Pero si hay un relato archiconocido y que sin duda destaca sobre el resto éste es Todos vosotros zombies del ya mencionado Robert A. Heinlein, que, en una historia que resultó escandalosa en su tiempo y considerada por muchos como el mejor relato sobre viajes en el tiempo, propone la madre de todas las paradojas temporales: hay que leerla para creerla y, si queréis comprobarlo personalmente, lo podéis hacer AQUÍ (y por si aún no os he convencido... ¡además hay sexo!). Como curiosidad, ha sido recientemente adaptada al cine con el título de Predestination.
El mapa del tiempo, de Felix J. Palma (2008)
Y finalizamos este listado con una novela de un autor español que se convirtó gracias a ella en una de las últimas revelaciones patrias en el género de la ciencia ficción. Se trata de un inteligente pastiche que homenajea a H. G. Wells y su novela "La máquina del tiempo" en particular, además de a otros famosos autores de la literatura fantástica decimonónica como Bram Stoker, Henry James, etc. Estamos en 1896 y Wells es un autor de éxito gracias a la publicación un año antes de su novela La máquina del tiempo. Éxito que un industrial sin escrúpulos ha aprovechado para crear una falsa empresa de viajes temporales con las que hacerse rico a costa de la fe en el progreso del ingenuo público londinense. Es entonces cuando un atribulado personaje, Andrew Harrington aparece ante las puertas de Wells para que le ayude a viajar al pasado, a 1888, con la intención de salvar a su amada, asesinada por Jack el destripador. La sorpresa de Wells será mayúscula cuando descubra que, en contra de lo que creía, los viajes temporales sí son posibles y todo se complique con la llegada de un viajero temporal del futuro que tiene la intención de asesinarlo. La novela finaliza con un inteligente ejercicio de metaliteratura que desdibuja los límites entre ficcion y realidad y entre personaje y lector. Fue galardonada con el premio Ateneo de Sevilla de Novela en 2008 y supuso el inicio de la llamada Trilogia Victoriana, compuesta por otras dos novelas, El mapa del cielo (que homenajea La guerra de los mundos de Wells y la película La cosa de Carpenter) y El mapa del caos, ambas protagonizadas asimismo por H. G. Wells.
Y esto es todo de momento. Tal vez no estén todas las que son pero sí creo que son todas las que están. Espero que este listado os haya sido de utilidad tanto si ya sois ministéricos como si aún no (pues no me cabe duda de que si le echais un vistazo a la serie, lo seréis). Ahora ya sólo hace falta que comentéis cuáles son vuestras propias novelas favoritas sobre el tema y que añadáis alguna de vuestra propia cosecha.
En la próxima entrada nos meteremos de lleno con las ucronías (y no, no me he olvidado de los 47 ronin).
Faltó comentar una novela que trata del mismo tema, y que fue una de las últimas que publicó Michael Crichton: "Rescate en el tiempo".
ResponderEliminarDe las que mencionas, las he leído casi todas, aunque no conocía la de "El mapa del tiempo"; habrá que ver si ya llegó por estas tierras.
Muy buen artículo, felicidades.
Hola, leopar ¡qué bueno verte por aquí! No he incluido en el listado "Rescate en el tiempo" de Chrichton conscientemente porque me parece malísimo (tanto el libro como la adaptación cinematográfica que se hizo de él y que pude ver hace poco en un pase televisivo), de lo peor que ha escrito. Y mira que Chrichton era un autor que me gustaba mucho. Obras como "El hombre terminal", "La amenaza de Andrómeda", "El gran robo del tren", "Los devoradores de cadáveres" o "Parque Jurásico" me hicieron disfrutar muchísimo. E incluso como director de cine me pareció que no estaba nada mal con películas modestas pero tan destacables como "Almas de metal", "Coma", "El primer gran robo del tren" o "Runaway, brigada especial". Sin embargo, "Parque Jurásico" me parece lo último bueno que ha escrito. Todo lo que he leído de él a partir de ahí me ha parecido bastante infumable, empezando por la secuela de dicha obra y siguiendo por otras como la que mencionas o "Presa" y "Estado de miedo".
ResponderEliminarPara historiadores viajando en el tiempo y perdidos en la época medieval me quedo sin ninguna duda con "El libro del día del juicio final" de Connie Willis. Si no la has leído, hazlo y apreciarás la diferencia.
En ese punto coincido bastante contigo. Tengo la impresión que, a partir del éxito de "Jurassic Park", Crichton escribía sus obras más como guiones de cine (o al menos pensando en una futura adaptación a la pantalla) que como novelas, lo que afectó muchísimo su calidad final.
ResponderEliminarAún así, hay que reconocerle que en la mayoría de los casos, trataba de documentarse con razonable profundidad sobre el tema a tratar, y aunque a veces daba saltos especulativos gigantescos (sin ir más lejos, el método para viajar al pasado de "Rescate..." es una ida de olla total), al menos no aparecen máquinas de vapor en el medievo, o cosas por el estilo.
Me apunto el del día del juicio final. Arigato.
Yo no soy ministérico (en cuanto tenga más tiempo libre comenzaré a verla) pero si soy whovian así que me apunto unas cuantas de las que has citado que no conocía, principalmente "Por el tiempo" de Robert Silverberg, "El año del sol tranquilo" de Wilson Tucker y "Solo un enemigo, el tiempo" de Michael Bishop. Y de las que conocía, tengo que releer la de "He aqui el hombre", que recuerdo que cuando la leí hace unos años me gustó bastante.
ResponderEliminarUn saludo.
Bienvenido, Gabriel. Yo tambien soy whovian (aunque me quedé en su cuarta temporada) aparte de ministérico y esta biblioteca lo mismo vale para los dos grupos de fans como para cualquier aficionado a la ciencia ficción en general.
ResponderEliminarLo cierto es que Robert Silverberg tiene un puñado de obras escritas entre finales de los 60 y principios de los 70 (su mejor época) muy breves y muy divertidas y "Por el tiempo" es una de las más divertidas, sin duda. "El año del sol tranquilo" es una obra que puede parecer menor pero cuyo tono, sin pretensiones, a mí me gustó mucho. "Sólo un enemigo, el tiempo" es curiosa y merece la pena aunque sólo sea porque no hay muchas novelas de viajes en el tiempo que transcurran en aquella época y está narrada con gran sensibilidad. Y en cuanto "He aquí el hombre", lo cierto es que su componente "provocador" hoy en día se ha quedado bastante desfasado pero aún así también merece la pena echarle un tiento e imaginar el escándalo que debió originar en su momento (aparte de que contiene unas reflexiones muy maliciosas acerca de la relación entre la religión y el complejo de culpa y el masoquismo). Curiosamente, siempre he pensado que de éste último libro podría hacerse una buena película pero no sé si alguien se atrevería.
Un saludo y vuelve a comentar cuando quieras.
Rickard