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miércoles, 18 de mayo de 2016

Armada, de Ernest Cline


"Me gustaría dar mi más sincero agradecimiento a George Lucas, por crear la mitología que me acompañó durante mi juventud y hacer que mi corazón joven soñara con aventurarse entre las estrellas. Y a Steven Spielberg, porque su trabajo también ha tenido mucho que ver con la inspiración para esta historia [...] y al resto de trabajadores de Universal Pictures, por confiar en que esta historia también sería una peli muy buena y por crear muchas de las películas en las que se inspira".

Ernest Cline, autor de "Armada"





Starfighter. La aventura comienza ("The last starfighter", es decir, "El último starfighter" en su título original) fue una de esas muchas películas estrenadas al rebufo del éxito de Star Wars y sus secuelas, que tantas horas de diversión nos proporcionaron a la chavalería de los primeros años 80. Películas, algunas de ellas, que no iban más allá del fenómeno exploitation dando lugar a obras de calidad muy diversa pero que, mejores o peores, de lo que no hay duda es que de ocuparon un lugar importante no solo en las carteleras de entonces sino también en nuestros jóvenes corazoncitos de fans irredentos de la cf cinematográfica. Películas como Flash Gordon, Los siete magníficos del espacio, Star Crash. Choque de galaxias, El abismo negro, Star Trek y sus secuelas o, en televisión, Galáctica, estrella de combate (cuyo episodio piloto llegó a estrenarse en cines)... Ni siquiera James Bond pudo resistirse a salir al espacio en Moonraker.
 
Entre tanta proliferación de imitaciones, lo que hizo que Starfighter llegara a ser recordada con especial cariño entre muchos de aquellos jóvenes espectadores de aquella época estribaba en su argumento. Estrenada en 1984, Starfighter contaba la historia de un veinteañero, Alex Ross, integrante de una familia desestructurada (criado por su madre que no recuerdo si era viuda o estaba divorciada), habitante de un destartalado barrio de autocaravanas y sin un futuro claro por delante, que sólo destaca en una cosa: es un consumado jugador de las maquinitas de marcianos, de aquellas que proliferaban en los salones recreativos de los años 80 mucho antes de que, gracias a las consolas, los videojuegos empezasen a formar parte de todos los hogares. En concreto Alex es un fiera jugando a una máquina llamada Starfighter que, no se sabe muy bien por qué, está instalada en medio de su barrio de caravanas y es prácticamente el único entretenimiento de que disponen.
 
Y entonces, el día en que Alex Ross bate todos los records de la máquina colocándose en el primer puesto del ranking de jugadores, sucede lo inesperado: un viejo que conduce un destartalado DeLorean se descubre como un alienígena encubierto con aspecto de tortuga que viene para llevarse consigo a Alex Ross al espacio. Resulta que la maquinita de marcianitos (que por error había sido instalada en el barrio de Alex en lugar de en medio de una gran ciudad) no es tal sino, en realidad, un medio para detectar a potenciales geniales pilotos de cazas estelares con el objetivo de reclutarlos para un cuerpo espacial de élite (los starfighter del título) que defienda a la galaxia de las maquinaciones del malvado tirano de turno, ansioso por destruir cuanto planeta o raza pacífica se le ponga por delante. Y así, después de llevárselo al espacio en su coche volador (el mismo coche que sólo un año después aprenderíamos que también era capaz de viajar en el tiempo, condensador de fluzo mediante) y de un montón de peripecias que incluyen el exterminio de todos los demás starfighters a excepción de Alex (de ahí el título original de la película), éste logra derrotar al villano, salvar a la galaxia y quedarse con la chica. FIN. 
 
 
El coche de "Regreso al futuro" ¡también podía volar!
 
 
Y ahí está, la película que realmente supo plasmar como ninguna la fantasía masturbatoria por excelencia de todo adolescente friki de los 80: pensar que cuando estábamos jugando a las maquinitas no estábamos perdiendo miserablemente el tiempo en lugar de estudiar como nos solían abroncar nuestros padres, no, sino, ¡ojo!, entrenándonos para ser pilotos estelares y que en cualquier momento podría bajar a reclutarnos un amistoso marcianito para darnos la oportunidad de convertirnos en Luke Sywalker o Han Solo. ¡Ahí es ná!
 
No conozco a ni chaval de la época que viera la película que no fantaseara, aunque fuera al menos un minuto, con lo cojonudo que sería aquello.
 
 
Sí, señores, cuando jugábamos a esto...
¡nos estábamos entrenando para salvar la galaxia!
 
 
¿Y por qué os cuento todo este rollo? Pues porque no me cabe duda de que Ernest Cline (nacido en 1972, sólo dos años después que yo), friki donde los haya, fue uno de esos adolescentes que babearon literalmente en su momento con la citada fantasía y Armada, su segunda novela tras su impresionante debut con Ready Player One (reseñada en este mismo blog unas pocas entradas antes) no es sino el particular homenaje que le rinde el escritor a esa película en particular y, en general, a todas aquellas space operas cinematográficas de los años 80.
 
He leído muchas críticas de Armada donde la ponen, casi sin excepción, a caer de un burro pero la mayoría de esas críticas (realizadas por lo que he podido ver, por muchos blogueros, de la generación inmediatamente posterior a la de los 80)  parten de la base de su comparación con su novela anterior, Ready Player One y no mencionan lo obvio: que esta novela no es sino un simple divertimento del autor en forma de claro remake/pastiche/homenaje (elíjase el término que se prefiera) de Starfighter. La aventura comienza sin ninguna pretensión más allá de ello. ¿La exculpa eso de sus defectos (que los tiene y no son pocos)? No, o, al menos, no de todos pero sí de unos cuantos que se le achacan.
 
Veamos primero el argumento de Armada: Zack Lightman es un joven adolescente  de 19 años que vive a solas con su madre (su padre murió precisamente a los 19 años en extrañas circunstancias al poco de nacer él) y que tiene problemas en el instituto por no poder controlar su ira. En sus horas libres trabaja en una tienda de videojuegos y en lo único en que destaca realmente es jugando al videojuego de moda, Armada, que consiste en defender a la Tierra de una invasión extraterrestre, y en la que ocupa el sexto puesto en el ranking mundial. Aparte de por los videojuegos, Zack está obesionado con su desaparecida figura paterna,  sobre todo después de descubrir un diario suyo en el que plasmó una absurda teoría conspiratoria según la cual todas las películas de ciencia ficción y videojuegos de marcianitos estrenadas o creados desde finales de los 70 hasta ahora estaban diseñadas con un claro propósito: preparar a la humanidad ante una eventual invasión alienígena. Absurdo, sí, o eso es lo que pensaba Zack hasta que un día mientras remolonea en clase mirando por la ventana ve aparecer una nave extraterrestre igualita a las que él suele atacar en su juego. Y poco después una nave espacial de una supuesta Alianza Defensiva Terrestre aterriza delante del instituto para informarle de que, gracias a sus altas puntuaciones en el juego, ha sido reclutado para defender a la Tierra de una invasión extraterrestre que va a producirse al cabo de unas pocas horas.
 
 
Zack Lightman, un adolescente que se va a encontrar con su fantasía hecha realidad...
 
 
Después de todo, resultó que su padre tenía razón en sus teorías, que su jefe de la tienda de videojuegos no era sino un alto oficial de la Alianza que estaba vigilando sus progresos y que, finalmente, el destino de toda la Tierra va a depender de él y de su habilidad con las maquinitas. ¿O no? Porque, pronto, Zack Lightman empezará a sospechar que también hay gato encerrado y que a lo mejor no todo lo que les ha contado la Alianza es totalmente cierto...
 
Y hasta ahí puedo leer...
 
Como podéis ver, la novela sigue casi punto por punto el planteamiento y el desarrollo de Starfighter. La aventura comienza sólo que adaptado a los tiempos actuales (donde antes estaban las máquinas de marcianitos ahora son consolas de videojuegos, etc.): el chico huérfano de padre que es un astro de los videojuegos, el juego que no es sino un medio para reclutar pilotos, el amigo/mentor que es un miembro del ejercito defensor, la amenaza extraterrestre...
 
Además la novela se encuentra trufada de guiños y referencias, a veces casi excesivas, a películas, videojuegos y música de los años 80. A algunas de las ya mencionadas en párrafos anteriores, la novela hace continuas referencias en sus diálogos a otras como: Aliens, 2010 Odisea 2, Encuentros en la tercera fase, Terminator... y, especialmente, Águila de acero (la otra influencia clave en la novela). Y todo ello aderezado con la música cañera de grupos ochenteros como Queen, AC DC, Pink Floyd, ZZ Top, etc.
 
 
¿Os acordáis de esta macarrada de película? !Mucho más divertida que Top Gun!
Nótese el parecido en la pose del protagonista, piernas abiertas, casco en mano,
con la del prota de Starfighter...
 
 
Y ello es así porque, tanto el padre del protagonista de la novela como su vástago, al igual que el protagonista de la película cuyo póster podéis ver encima de estas líneas, tenían la manía de ponerse música cañera ochentera en sus auriculares para pilotar mejor sus cazas... (algo que también comparten con el protagonista de la reciente Guardianes de la galaxia. ¿Revival de los 80?).
 
¡Si al final del libro hasta viene una lista de reproducción de la música citada!
 
 
¡La banda sonora del libro!


Bueno, dicho todo esto, vamos ahora con algunas de las críticas que se le han hecho al libro y, de paso, iré comentando con cuales estoy de acuerdo y con cuales no para, finalmente, dar mi conclusión personal acerca de la novela:
 
1. La novela es muy inferior a Ready Player One. Repite sus mismos trucos narrativos pero peor.
Parcialmente de acuerdo. Sin embargo creo que aquí el problema de fondo son las expectativas creadas por tan impresionante debut y, que seamos sinceros, eran difíciles de igualar. Digamos que Ready Player One iba dirigida a un público muy concreto, aquellos que pasamos nuestra adolescencia en los años 80, y por eso estaba repleta de guiños a la cultura popular de aquella época pero aún así fue capaz de alcanzar a un público muchos más amplio debido a otra serie de factores como, por ejemplo, el proponer una serie de reflexiones muy interesantes acerca del papel que puede jugar en nuestras vidas en un futuro no muy lejano los avances en la realidad virtual. Si a ello añadimos que la estructura de su primera novela estaba basada en la sucesiva resolución de unos enigmas (en cuya resolución  se lograba implicar al propio lector) de dificultad creciente pero no por ello imposibles (hasta yo deduje la solución de uno de ellos), el éxito de la misma estaba casi cantado.
 
Es cierto que en Armada el autor ha tratado, en cierta manera, de repetir la jugada repitiendo algunos esquemas argumentales (protagonista friki/inadaptado que, de repente, gracias a su habilidad en los juegos se ve convertido en héroe, amigos/compañeros frikis que le ayudan a completar su tarea amén de proporcionar algunos momentos cómicos, batallas con naves espaciales y robots gigantes a tutiplén, etc.) y estilísticos (las continuas alusiones a la cultura popular de los 80 especialmente en lo que respecta al cine, la música y los videojuegos) pero con resultados muy inferiores.
 
Ello es debido, en mi opinión, a varios factores:
 
Por un lado a la ausencia de novedad. En ese sentido, la comparación ha jugado en su contra pero no puedo dejar de preguntarme... ¿habría sido la recepción de Armada tan mala de no haber existido Ready Player One? ¿Y si Armada hubiera sido el debut de Cline en vez de la otra novela? ¿Cómo la habrían juzgado? No me cabe duda de que mucho mejor.
 
Por otro lado también estoy convencido de que así como Ready Player One fue capaz de llegar a un público más amplio aparte de la "generación ochentera" por esos otros factores que he mencionado, al ser una novela planteada, prácticamente, no sólo como un remake en toda regla sino como, incluso, como una "carta de amor de fan" a dos películas tan ochenteras como Starfighter y Águila de acero (películas, por otra parte, hoy en día muy olvidadas y que seguramente muchos jóvenes ni han visto) era muy difícil, por no decir imposible, que esta novela pudiera llegar a todos aquellos que no tengan una fuerte conexión emocional con esas dos películas o algunas de las otras referenciadas en el libro. En cambio, en Ready Player One la peripecia argumental se sostenía por si misma sin necesidad de conexiones  emocionales algunas con los años 80.
 
Dicho en cristiano: Ready Player One era una novela disfrutable por todos y, especialmente, por los nostálgicos de los años 80. Armada es una novela disfrutable casi exclusivamente por nostálgicos de los años 80 en general y, especialmente, por los de Starfighter. la aventura comienza. En ese sentido, yo sí la he disfrutado.
 
2. En Armada el contexto no está trabajado como lo estaba en Ready Player One.
Totalmente cierto, pero con un matiz importante: Ready Player One transcurría en un futuro cercano (pero en el futuro) mientras que Armada transcurre casi en nuestro presente (en 2018 para ser exactos). Por eso el contexto en Ready Player One (mundo en plena y galopante crisis económica, energética y medioambiental, superpoblación, etc.) es mucho más importante, narrativamente hablando que en Armada puesto que, al transcurrir en nuestros propios días se supone que todos los conocemos y no necesita, por tanto, de una descripción detallada. Aquí otra vez la crítica se encuentra mediatizada por la comparación con Ready Player One.
 
3. Armada no es sino un plagio de El juego de Ender.
Falso. Completamente en desacuerdo. Se trata, como ya he explicado de un remake (no un plagio puesto que en ningún momento oculta cual es si intención e influencias) de la película Starfighter, con la que, evidentemente, la novela El juego de Ender (o el relato que le dio lugar) comparte similitudes temáticas evidentes (no en vano tanto la película como el relato son hijos de la misma época, la del nacimiento y el boom de los videojuegos). Que esta sea una de las críticas más repetidas es lo que me hace pensar que muchos de quienes las emiten son gente que o no ha visto esta película o la conocen sólo de oídas por ser de una generación posterior a la del escritor de la novela o yo mismo.
 
Sí, se parecen, pero no son lo mismo...
 
4. En Armada las referencias a los 80 no tienen una justificación argumental como sí la tenían en Ready Player One.
Falso. Otra vez con la comparación... Es cierto que en Ready Player One, las referencias a los años 80 estaban mucho más imbricadas en la trama que en Armada puesto que los enigmas cuya resolución era la clave de la novela tenían todos ellos que ver con los años 80 pero, seamos coherentes, ello no dejaba de ser una elección totalmente arbitraria debido a la edad del autor de la novela, es decir, el autor decidió que los enigmas tuvieran que ver con los años 80 de igual modo que pudo haber decidido que tuvieran relación con cualquier otra cosa. ello no quiere decir que las referencias ochenteras de Armada no tengan justificación y estén ahí plantadas porque sí.
 
De hecho, las referencias a los 80 están plenamente justificadas en la novela: el padre del protagonista nació en 1980 y, por tanto. es un fanático de la música, los videojuegos y el cine de la época. ¿Y cuál fue el genero cinematográfico dominante durante los años 80? Sin duda la ciencia ficción y los blockbusters marca Spielberg (junto, tal vez, con el terror). ¿Y no es plausible que si un chico no ha conocido a su padre porque murió antes de nacer él, se obsesione con su figura y con las cosas que le gustaban y los recuerdos que le dejó? Por eso no es extraño que el protagonista de la novela también sea también un fanático de los años 80 pese a haber nacido en el 2001. Se supone, además, como ya hemos contado que, todas las películas y juegos de ciencia ficción de la época están relacionadas con una conspiración gubernamental para condicionar a la población ante una supuesta invasión alienígena. Por tanto, todas las alusiones a esas películas y juegos están más que justificados. ¿Qué llegan a resultar, quizás, un poco excesivas y demasiado recurrentes en los diálogos? Lo concedo pero seamos francos... ¿cuántos de nosotros (y me refiero a los de cuarentaytantos), si nos pasara lo mismo que al protagonista de la novela y nos viéramos en esa situación tan "de película", podríamos evitar soltar todos esos chascarrillos que tantas veces hemos oído?

 
Una de las muchas citas del libro y, francamente...
¿quién se resistiría a utilizarla de tener la oportunidad?
 
 
5. La novela carece de suspense o emoción porque los combates son entre drones.
Unas cuantas críticas que he leído y he visto (en YouTube) por ahí decían que los combates en la novela carecen de emoción porque los protagonistas pilotan drones es decir, naves o robots por control remoto, y que, por tanto, cuando estos son destruidos ellos no mueren, se limitan a coger otro dron y ya está y, como no mueren, no hay emoción.
 
En el planteamiento de la novela eso es completamente incorrecto: los protagonistas, efectivamente, pilotan naves y controlan robots a distancia por control remoto, pudiendo coger otro inmediatamente si el que llevan en el momento es destruido pero en la novela... 
 
a) Los drones no son interminables, es más, las fuerzas alienígenas atacantes inmensamente más numerosas que las de los defensores terráqueos por lo que...
 
b) el objetivo de los pilotos de drones es intentar evitar que los alienígenas lleguen hasta el lugar donde se encuentran ellos pilotando a distancia porque si llegan hasta allí y les dan un buen petardazo...
 
c) Mueren
 
Es decir, los personajes de la película sí pueden morir, aparte de muchas otras situaciones (drones que se quedan sin energía o comunicaciones en el momento menos oportuno, etc.), y, de hecho, unos cuantos mueren en las batallas. Si la novela puede que carezca de cierto nivel de suspense o emoción no es tanto debido al planteamiento de las batallas espaciales sino al punto que cito a continuación.
 
6. Es muy previsible.
Completamente cierto pero es que esta novela es un remake, es decir, una nueva versión de una historia que ya nos han contado antes sólo que contada de otro modo y con alguna variación y ¿acaso no son previsibles todos los remakes? En ese sentido, cualquiera que conozca las fuentes originales y haya leído (o visto) una cierta cantidad de ciencia ficción es perfectamente capaz de adivinar el desarrollo de la novela e incluso el supuesto "giro de tuerca" de los últimos capítulos (que tampoco es tal puesto que se nos ha ido anticipando durante todo el libro). Pero es que no creo que Cline haya pretendido escribir una novela "original" (otra cosa es lo que los lectores esperasen) sino simplemente una novela entretenida al estilo de aquellas space operas cinematográficas palomiteras que veíamos en los años 80. y en ese sentido lo ha conseguido plenamente. Eso sí, el que lea este libro esperando encontrar ideas originales o especulación cienciaficcionera de altura  a la altura de un Neal Stephenson o un China Mieville, por poner un par de ejemplos, se sentirá decepcionado sin duda, es cierto, pero es que no creo que Ernest Cline pretenda, ni mucho menos, jugar en esa liga. Él está más bien en la línea de autores como John Scalzi (y tal vez un peldaño por debajo de éste), Lois McMaster Bujold, etc.
 
7. Está muy mal escrita.
Antes de nada, definamos: ¿qué es "estar mal escrita"? Evidentemente, Cline no va a pasar a la historia de la ciencia ficción por ser lo que se dice un "estilista". Su estilo literario es sencillo, sí, sin florituras y, en ocasiones, puede que hasta plano, pero de lo que no hay duda es de que es tremendamente ágil y efectivo: en mi caso, ha sido capaz de que, aunque conocía perfectamente cual iba a ser el desarrollo y hasta el desenlace de la novela, agarrarme desde el principio y tenerme enganchado hasta el final y hacer que la devorara prácticamente en tres días. ¿Eso es "estar mal escrita"? A mí me basta con que no me aburra y, en verdad, Armada podrá ser poco original, simplona y todo lo que se quiera pero, lo que se dice aburrir, no aburre.

Lo cual no quita para reconocer, por otro lado, que algunos diálogos son muy malos, casi propios de una telenovela barata (por lo cursis) como aquellos entre Alex y su familia o Alex y su "churri" y uno en concreto, en el último capítulo, entre Alex Ross y el Emisario que da hasta un poquito de vergüenza ajena.

 
 
En conclusión: ¿todo lo que he dicho quiere decir que Armada es una buena novela de ciencia ficción? Pues no y, evidentemente, no pasará, ni mucho menos a la historia del género. Pero eso tampoco quiere decir que sea el pestiño que muchos andan pregonando por ahí. He leído libros de ciencia ficción muchísimo peores.
 
Si tuviera que resumirlo de alguna manera diría que Armada es "una mala novela de ciencia ficción" pero una "buena película de ciencia ficción puesta por escrito". Me explico: si somos sinceros y nos paramos a pensarlo, la mayoría de las películas de ciencia ficción (quitando algunas excepciones como 2001 o Blade Runner) son buenos productos de entretenimiento pero muy malas desde el punto de vista de la ciencia ficción entendida ésta como género especulativo y, en ese sentido, en el de la pura originalidad de ideas o de la prospección futura, encontramos muchas más obras de calidad en la ciencia ficción literaria. Y eso pasa incluso en películas basadas en novelas de ciencia ficción de altura que, al pasar a su versión cinematográfica, ven su complejidad reducida, como no podía ser de otro modo, a causa de los distintos lenguajes de ambos medios (aunque hay excepciones, ya digo).
 
En ese sentido creo que no se puede valorar a Armada sin tener en cuenta que Cline la ha escrito sin perder de vista todos esos referentes cinematográficos y tratando de imitarlos, antes que intentar escribir una buena obra de género y como prueba de lo que digo está la cita del propio Cline con la que he iniciado esta entrada y que he extraído de los agradecimientos del libro.
 
De hecho, cuando leía Armada no podía dejar de repetirme mentalmente cosas como: "qué buena película haría esto" o "esta escena quedaría genial en pantalla" y, sinceramente, estoy convencido de que, desde que Cline se enteró de que su amado Spielberg iba a dirigir la adaptación cinematográfica de Ready Player One, ha escrito esta su segunda novela con el ojo puesto en todo momento en su posible futura adaptación cinematográfica antes que en la calidad estrictamente literaria. La prueba está en esta línea de dicha cita:
 
"dar las gracias a [...] y al resto de los trabajadores de Universal Pictures, por confiar en que esta historia también sería una peli muy buena".
 
Da toda la impresión de que Cline ha escrito esta novela no como si fuera una novela de ciencia ficción sino como la "novelización" de una película de ciencia ficción aún por estrenar y, en ese aspecto, antes que compararla con otras obras clásicas de la ciencia ficción o incluso con Ready Player One (que Cline escribió sin llegar a soñar que pudiera siquiera llegar a ser trasladada al cine) debería ser comparada con otras novelizaciones de éxitos de la época como las que llegaron a realizar autores, por otro lado tan competentes, como Alan Dean Foster (autor de las novelizaciones de Star Wars, Alien y Aliens, Alien Nation, las nuevas Star Trek), Donald F. Glut (El imperio contraataca), Piers Anthony (Desafío Total, sí se hizo una novelización de la película pese a estar basada en un relato de Philip K. Dick), etc. o con las llamadas "novelas de franquicia" como las pertenecientes al universo Star Trek o Star Wars , algunas de las cuales son verdaderamente infumables y muy por debajo del nivel de esta obra de Cline.
 
En definitiva: si tuviera que resumir mi crítica de Armada de Ernest Cline en una sola frase diría que "le ha salido una novela bastante malilla pero una película cojonuda". Yo la iré a ver, desde luego.
 


 
 
 
(Y después de este interludio continuaremos en la próxima entrada con un nuevo capítulo en la emocionante historia de Los 47 ronin).

3 comentarios:

  1. Interesante y completo análisis-comentario-reseña-detodo...Entre el ambiente ochentero que has puesto de trasfondo y tus opiniones, has conseguido atraer mi lejano «yo» adolescente y, más aún, ya me ha picado la curiosidad hacia esta novela «peliculera» o película «novelizada».

    Un saludo.

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  2. Sin embargo, ya advierto que en realidad no es una buena novela: los personajes son muy planos, el desarrollo es un poco previsible y casi todo es un puro cliché pero, a pesar de todo ello, es entretenida y se lee fácil y rápidamente. Si has leído antes "Ready Player One" probablemente esta otra te decepcionará y, si no es así, casi que te aconsejo que leas esta otra antes por esa razón.

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